ALAS  DE  INFANCIA

Por Héctor Bautista

Armando Romero es artista visual que esculpió sus raíces en Coyoacán,
ejercita el músculo pictórico como en las viejas carpas circenses.

 

 

Ángel, oficio en peligro de extinción, melancólico sin casa, vuelas  de un lado a otro con tu dorso desnudo arropado de graffiti. La técnica de la irreverencia te ha creado. Compartes origen con incontables obras plásticas del circo de la infancia, del absurdo de lo absurdo, “donde los animales deben actuar como hombres y los hombres como animales”, donde reina el morbo por lo grotesco, la angustia del trapecio y la tristeza del enano.
Crear, idear, pintar rostros, lijar, esculpir, descarar al humano, poner insensatas orejas de burro, retazos y pegotes: trazo febril  que hace de Armando Romero un artista de la escena  fantástica. En sus lienzos conviven vacas de seis patas y Benito Bodoque, Las Meninas y La Pantera Rosa, personajes del “circo que nunca existió”.