¡DE A PESO LA LAVADA…! | ||||
Por Y. Ameyalli Ramos |
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Si los lavaderos hablaran, seguro contarían múltiples historias que, quienes los usan, han dejado sumergidas entre la espuma que brota de tallar y tallar; así es como ha nacido ésta, que sábado a sábado escribe nuestro personaje en compañía de sus vecinas, mientras las horas se van entre blanquear una blusita y enjuagar el calcetín. |
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Hace más de siete años que repite el mismo proceso que alguna vez le enseñara su madre, luego de explicarle que cada quien lava lo que se pone y ensucia. Hoy, esta costumbre ha llegado a provocarle satisfacción, pues no duda que la complicada tarea de andar por la calle sin manchas en la ropa ha contribuido a replantear las reglas que la sociedad le impone. |
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